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En la prensa

Juego y personas mayores: Beneficios en la calidad de vida

4 de October de 2021

Hacer jugar a nuestras personas mayores para que sigan siendo felices, plásticos, con sus mentes abiertas y despiertas es lo que plantea el programa implementado por Fundación VOA que cree fehacientemente en lo dicho por George Bernard: “No dejamos de jugar porque envejecemos, envejecemos porque dejamos de jugar”.

Por Equipo VOA

Es común asociar el juego a la infancia y al desarrollo de los niños y niñas. Con el paso del tiempo, los juegos también se vuelven dinámicas grupales para adolescentes y actividades recreativas para los adultos, evolucionando con los espacios de ocio y tiempo libre de las personas, muchas veces el espacio de juego es estructurado por medio de tableros de juegos específicos, dispositivos móviles y electrónicos, o simplemente el tiempo dedicado a la recreación, al juego como tal, es cada vez menor en la rutina de productividad. Cuando nos volvemos personas mayores ¿seguimos jugando?, de ser así ¿cómo lo hacemos?

En el juego del adulto se identifican emociones y sensaciones del juego de cuando se era niño/a, volviéndose una instancia de identificación personal y desarrollo emocional. “Henri Wallon señala que la característica fundamental del juego del adulto la encontramos en el “permiso” que el individuo se concede para jugar. Permiso que es una “tregua” en la que se suspenden todas aquellas obligaciones y necesidades habituales” (Cámara, A. 2012). Es aquella instancia donde se permite “ser”, en esencia natural, dinámica, dejar de lado las responsabilidades cotidianas y dejar fluir la creatividad y la diversión, con factores intrínsecos de motivación.

Es desde aquí donde Fundación VOA articula el programa Seguir Creciendo Estimulación Cognitiva para la persona mayor que ha sido implementado en más de 10 Centros Día de la Región Metropolitana impactando a cerca de 350 usuarios. Este programa cuenta con un plan sistematizado “dirigido al área cognitiva de la persona mayor en un plan tan personalizado de trabajo y seguimiento, que además involucra entes claves como los profesionales y técnicos de los centros, así como a su entorno más cercano”, dice Jessica Morales, Directora de Educación de VOA.

En nuestra sociedad, las personas mayores están expuestas a una serie de necesidades, diversas, asociadas al área física, mental y social, como por ejemplo: el proceso de jubilación, el aumento del tiempo libre, acceso a recursos sociales, soporte familiar, disminución de ingresos económicos, pérdida de vínculos sociales, prevalencia de enfermedades asociadas al envejecimiento, entre otras. Dependiendo de los procesos de cada persona sobre la resolución de estas necesidades, las personas mayores podrían exponerse a estados de pérdida de funcionalidad e independencia. En contraparte, el aumento de la esperanza de vida, el mayor acceso a bienestar social y el aumento del tiempo libre, anima a la población a vincularse con actividades significativas, es relevante reorientar el paradigma del envejecimiento actual, más bien pesimista, hacia uno que incorpore el entendimiento del envejecer, desde las posibilidades de desarrollo y potencial que toda persona posee a lo largo de su vida.

Por lo mismo un Programa como el Seguir Creciendo ha comprobado in situ la importancia de generar espacios donde las personas mayores pueden ser agentes activos de sus procesos de cuidados de salud cognitiva, cuando precisamente son ellos quienes presentan el principal factor de riesgo a padecer trastornos neurocognitivos es el aislamiento social y el abandono de su rutina diaria, sobre todo ahora más afectados por la pandemia. “El Programa Seguir Creciendo de Fundación VOA es un claro ejemplo de una innovación social y educativa con impacto real en la comunidad. Es un proyecto que entrega una solución específica, efectiva y, sobre todo, que es muy atractiva para los adultos mayores, ofreciéndoles un espacio donde estimulan sus funciones cognitivas y protegen su salud mental a través del juego”, señala Diego Caro, Jefe de EduLab UC, quienes en el marco del concurso Desafíos de la Educación 2021 han estado trabajando en alianza con SeniorLab en el desarrollo de un modelo de evaluación del programa de la fundación, lo cual permitirá darle mayor validez y sustento a la intervención.

Este programa, implementado en centros diurnos de la Región Metropolitana, además, se añade como una de las motivaciones de las personas mayores para continuar asistiendo a los centros. “Adicionalmente, hemos detectado que con la progresiva vuelta a la presencialidad, quienes se han visto beneficiados y beneficiadas con el programa agradecen mucho que los elementos (Kit Braintoys) del programa sean para las mismas personas, permitiéndoles llevar actividades que disfrutan dentro de los Centros Diurnos a sus casas”, cuenta Constanza Contreras, Coordinadora Ejecutiva de SeniorLab, quien además destaca de la importancia de las capacidades instaladas que deja el Programa en las comunidades donde se aplica. “Está la disposición de la fundación a la mejora constante de su programa, incorporando los avances científicos en temas de vejez y envejecimiento. Ello se transmite a quienes implementan el programa en los centros diurnos, a través de la instalación de conocimientos en los mismos, mostrando no sólo cómo utilizar los elementos del kit para la realización de actividades, sino que también aportando a los equipos profesionales distintas herramientas y conocimientos en respecto de habilidades cognitivas. Asimismo, se generan conexiones entre centros que permiten la generación de comunidades y conocimientos compartidos en torno al programa, aportando también al rescate de buenas prácticas en su implementación”, suma Constanza.

Sin embargo, se requiere una mirada aún más integral en cuanto al abordaje de las necesidades reales de las personas mayores. Tanto las políticas públicas como las recomendaciones internacionales del abordaje de éstas, posicionan como relevantes las estrategias de prevención. Y es aquí donde sostenemos que el juego se vuelve una estrategía, tanto de prevención como de intervención integral.

Sabemos, por amplia variedad de estudios e investigaciones en las últimas décadas, que el juego durante la infancia, como concepto y recurso terapéutico, es una ocupación clave, puesto que permite el desarrollo de habilidades cognitivas, habilidades de socialización, de aprendizaje, comunicación y resolución de conflictos (Muñoz, C. 2016). Si bien una persona mayor ya experimentó estos aprendizajes, durante su infancia y crecimiento hacia la adultez; la plasticidad cerebral y su constante posibilidad de aprendizaje como seres humanos, nos permiten potenciar a través del juego, experiencias de promoción de la creatividad y flexibilidad mental. “Las personas mayores, como el resto de los individuos, poseen plasticidad conductual, lo que significa, en primer lugar, que no puede darse una única definición de mayor y que, si se proporcionan ambientes estimulantes, los hábitos comportamentales pueden modificarse (Fabregat, Costa, Romero y Poveda. 2007). “Encontramos el enfoque preventivo en este punto, puesto que en personas mayores, potenciar las instancias de juego, permite ofrecer el contexto de poner en entrenamiento, funciones cognitivas, funciones motrices, resolución de problemas, estimulación y vínculo social, recreación y motivación, todos factores promotores de salud y bienestar”, explica María José Orellana, encargada regional del Programa Seguir Creciendo de VOA.

Los juegos y las actividades lúdicas contribuyen a la salud de las personas mayores, por medio del “desarrollo de cualidades físicas, afectivas, sociales, intelectuales de la persona, e inciden sobre el ambiente y la vida del propio grupo: es un estímulo global.” (Cámara, A. 2012) El juego se convierte en un medio para combatir la inmovilidad y favorecer la autonomía personal” (Cámara, A. 2012), otorgando el espacio idóneo para resolver problemas de la realidad, en contextos de simulación, de juego, espacios protegidos en la recreación personal, permitiendo que la persona ponga a prueba su experiencia, sus aprendizajes y resuelva desde su manifestación personal.  Participar de actividades de ocio y tiempo libre, se ha identificado como un factor predictor de satisfacción vital de las personas mayores (Fabregat, Costa, Romero y Poveda. 2007), favoreciendo la calidad de vida y promoviendo el bienestar de las personas.

Nunca es tarde para jugar, para poner en marcha a través de esta estrategia, la infinita capacidad de nuestro cerebro de aprender, de crear nuevas redes neuronales que permiten que la conducta esté en constante evolución y adaptación, fortaleciendo las habilidades ya desarrolladas a lo largo de la vida.

Publicado en el sitio web de Fundación VOA.

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